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La fascinante historia de Diego Byk: capítulo 2

Capítulo 2: El motivo de Diego

Después de varias clases podía afirmar que había buen ambiente en el aula, mis estudiantes se divertían y aprendían. Yo estaba cómodo y satisfecho con mi trabajo. Diego se apellidaba Byk y no era español. Es verdad que era el mejor y el que más vocabulario tenía pero su nivel era A1.1.

Para la clase de ese día les pedí una redacción en la que tenían que presentarse. Se trataba de practicar las estructuras y el vocabulario que habíamos aprendido hasta ahora. Era la quinta clase.

        –   Asia, por favor ¿puedes leer tu redacción? – Pregunté con mi habitual simpatía.

     –  Sí. Me llamo Asia, tengo veintidós anos. Soy polaca de Lublin, una ciudad en el Este de Polonia. Vivo en Varsovia, en barrio Ochota. Estudio Veterinaria en la Universidad de Varsovia porque me gustan los animales. Tengo un gato. Se llama Michifú. Estudio también español porque quiero viajar a España. Me gusta el sol y la fiesta. Hablo polaco, inglés, un poco alemán y un poco español. [sic]

       –    Muy, muy bien Asia. Solo tienes un pequeño error: se dice años y no anos. De todos modos, muy bien –comenté con tono de voz grave, de profesor experimentado.

Miré a Diego y lo noté un poco inquieto. No levantaba la cabeza de su cuaderno. Decidí preguntarle a él ahora.

       –    Diego, por favor, ¿puedes leer la tuya?

       –   Sí, sí. Me llamo Diego. Me apellido Byk. Byk significa toro que es un símbolo de España. Tengo 20 años. Soy polaco de Varsovia. Vivo en Varsovia en el barrio Praga, en la calle Grochowska. Estudio Educación Física porque me gusta el deporte. Hablo polaco, inglés, un poco ruso y un poquito español. Estudio español porque quiero conocer a mi padre. [sic]

       –    Muy, muy bien Diego. Increíble, increíble.

La redacción estaba perfecta, pero cuando dije «increíble» me refería a su última frase. No quise preguntarle nada acerca de su padre. Intento no meterme en la vida privada de mis estudiantes. Lo que no imaginaba era que un estudiante se metería en mi propia vida, hasta llegar incluso a obsesionarme…

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